Querida amiga, me propongo, no sé si lo logre, enumerar las cosas por las cuales te reconocería dentro de treinta años.
Una
talla pequeña rematada en una cabeza graciosa, rodeada por cabellos que
no se cansan de agitarse y recuerdan a millones de burbujas dejadas en
la playa cuando la ola se va. La mirada con brillo, interrogativa o de
aprobación, contenidas en redondas órbitas que reservan siempre mucho
más de lo que dan. Una voz única de tono secreto. Una boca que se sabe
de memoria algunos mohínes y nunca los emplea a destiempo.
Ah...y con un vestuario que oculte en lo posible a toda su personita.
Es el retrato de una antigua dibujante que cree perder su capacidad manual y se las arregla con las pobres palabras.
Florencia Monti
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Gracias amiga...
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