jueves, 20 de octubre de 2016

Ser MUJER, duele...

Marcha #NiUnaMenos. Buenos Aires, 19/10/2016
Miro desde mi mundo, el mundo que muestra la pantalla, como si me fuera ajeno. Veo cientos y cientos de paraguas bajo la noche inclemente, veo cientos y cientos de mujeres vestidas de negro entre las que debería haber estado, portando carteles que yo podría haber escrito, pero son tantos los sentimientos que se me amontonan que me resulta difícil domesticarlos. Pero todos esos sentimientos se aunan en uno que los engloba: soy mujer, pero UNA MARCHA NO ME ALCANZA... Porque lo que siento desde que era apenas una niña es que, ser MUJER, representa una carga pesada, dolorosa, difícil de llevar...

Recuerdo como si fuera hoy un cuento que leí en mi infancia. La Sirenita (la original, la de Hans Christian Andersen*) es más que un cuento infantil, o un "cuento de hadas y princesas"... Es la historia de un amor imposible entre seres de especie diferente en el que, la sirena, esa mezcla mitológica de mujer con cola de pez, elige someterse a perder su bella voz y mutilar parte de su cuerpo con tal de acceder al amor del príncipe al que ha salvado de morir ahogado, pero al que sólo podrá acercarse transformada en mujer... Pero también es la historia de la búsqueda de un estadio superior: la inmortalidad, que sólo podrá alcanzarse a un altísimo costo, a riesgo de fracasar y perderlo todo...
Imborrable en mi memoria es el relato del momento en el que, luego de beber la pócima que la bruja del mar le prepara, su cuerpo comienza a transformarse... Las metamorfosis (como las que cuenta Ovidio en su obra a partir de los mitos griegos) son transformaciones que implican deseos pero también frustraciones: Dafne transformada en laurel para huir de Apolo, Narciso convertido en flor como castigo por enamorarse de su propia imagen... Como si las transformaciones fueran una especie de CASTIGO por aspirar a ser algo DIFERENTE a lo que un "mandato inamovible" ordenó ser.

_Ya sé lo que quieres _dijo la bruja_. Cometes una estupidez, pero estoy dispuesta a satisfacer tus deseos, pues te harás desgraciada, mi bella princesa. Quieres librarte de la cola de pez, y en lugar de ella tener dos piernas para andar como los humanos, para que el príncipe se enamore de ti y, con su amor, puedas obtener un alma inmortal_. (...) Te prepararé un brebaje con el cual te dirigirás a tierra antes que amanezca. Una vez allí, te sentarás en la orilla y lo tomarás, y en seguida te desaparecerá la cola, encogiéndose y transformándose en lo que los humanos llaman piernas; pero te va a doler, como si te rajasen con una cortante espada. Cuantos te vean dirán que eres la criatura humana más hermosa que han contemplado. Conservarás tu modo de andar oscilante; ninguna bailarina será capaz de balancearse como tú, pero cada paso que des te parecerá que pisas un afilado cuchillo y que te estás desangrando. Si estás dispuesta a pasar por todo esto, te ayudaré.
Sí_ exclamó la joven sirena con voz palpitante, pensando en el príncipe y en el alma inmortal. (*)


 Pero el precio por la anhelada transformación no estaba completo: a cambio de la pócima, la bruja se quedó con su bella voz cortándole la lengua, y por si no alcanzara, ni siquiera obtuvo su deseado final feliz: el príncipe terminó casándose con otra joven y la Sirenita no pudo obtener su alma inmortal... Porque... a pesar del acento puesto en la conquista del amor del príncipe, el objeto de su deseo era la INMORTALIDAD, algo que sólo alcanzaría a través del amor del joven príncipe al que había salvado y del que se había enamorado.
                                                                     
Esta historia infantil contada por Hans Christian Andersen es una de tantas  en las que, el dolor, la frustración y hasta la crueldad (muy presente en muchos cuentos infantiles originales), son el costo por cumplir ciertos deseos. Como si el logro de los mismos sólo fuera posible a cambio de grandes pérdidas, de terribles sufrimientos, como la Eva del Paraíso quien, junto con Adán, fueron expulsados de ese mundo perfecto por el sólo hecho de haberse atrevido a QUERER SABER, comiendo el fruto del "árbol de la sabiduría"... Pero Eva, por ser mujer, tuvo un castigo extra: no sólo fue acusada de haber tentado a su compañero. Fue castigada a PARIR CON DOLOR...

Hoy, 19/10/2016, las plazas del país se llenaron de mujeres vestidas de negro portando carteles y reclamando #NiUnaMenos... Como si más de 2.000 años de historia de la era cristiana más 3.000 de historia antes de Cristo hubieran pasado casi sin pena ni gloria. Si aún hoy seguimos las mujeres reclamando por lo mismo, variando detalles de acuerdo a la época y al contexto geográfico y socio-cultural, significa que a pesar de haber logrado grandes cambios, de poder estudiar, votar, tener una profesión, acceder a lugares de decisión importantes, de lugares de poder, aun así, la mujer debe PAGAR un alto costo por ello.
Más de 5.000 años de Historia, y las mujeres todavía hoy tenemos que seguir pidiendo permiso, justificándonos, explicando POR QUÉ queremos SER, por qué queremos expresarnos, por qué no queremos que nos obliguen con mandatos eternos que nos limitan, por qué exigimos respeto, iguales  oportunidades que los hombres, por qué queremos PARES que estén A NUESTRO LADO, y no tener que estar siempre detrás, que no nos llamen reinas ni princesas, ni nos llenen de elogios falsos sobre nuestras supuestas capacidades para ser las "reinas del hogar", y las responsables cuando "el hogar" entra en crisis, ni llamarnos mujeres "maravilla" porque podemos hacer TODO, pero seguir siendo las "reinas del hogar"... Y que, cuando nos paramos y decimos BASTA, que la respuesta no sea el CASTIGO (verbal, físico, simbólico) o la MUERTE...

A los hombres y mujeres que el día del #NiUnaMenos se sumaron al llamado de la/os que reclaman pero al día siguiente continúen por el camino que venían, no olviden ÉSTE DÍA. El dolor de las mujeres a las que hacen sufrir, por acción, por omisión o por complicidad, NO SE OLVIDA.
Marcha #NiUnaMenos en el obelisco. Buenos Aires. 19 de Octubre de 2016.
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*La Sirenita. Hans Christian Andersen: http://www.biblioteca.org.ar/libros/157552.pdf

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